sábado, 31 de diciembre de 2011

29/12/2011 … y sigo sin sentir que estamos en Navidad

Continuando desde donde lo dejé más o menos, digamos que se me pasó la Navidad como que tal cosa. Entre que aquí no es Navidad, que hace siempre el mismo tiempo (o sea, todos los días en manga corta), y no veo luces y una vorágine de gente comprando como loca (lo cual tampoco echo de menos, para qué nos vamos a engañar), pues que no me hago a la idea que estamos en estas fechas señaladas. Eso sí, he estado pensando especialmente en mi familia, y en cómo podría estar pasando un tiempo con ellos y no lo estoy haciendo … pero este año toca esto.

La verdad es que al menos no tuve que trabajar, que casi tengo que dar las gracias porque ha caído en domingo, y afortunadamente el año Nuevo también pillará en fin de semana, así que respiro tranquilo :). En cualquier caso, la cena de Nochebuena fue bastante modesta, es decir, como cualquier otro día, aderezado con unas galletas de chocolate como postre que les habían sobrado a los niños. La comida de Navidad fue un poquito mas especial, pero porque coincidió con el cumpleaños de Sister Anita, y al menos tuvimos un bizcocho. Bueno, también tuvimos villancicos durante la velada, jeje, no estuvo mal, simplemente diferente.

En la tarde, no sé si por Navidad o porque sí, me invitaron a una casa a ceremonia del café, esta sí que no era de rebote, y vi una casa etíope por dentro, que estaba bastante arregladita. Quitando que el baño, común, lo tienen fuera en el patio, y que se lleva más lo de la ducha de agua fría y el agujero en lugar de WC, la verdad es que era como cualquier casa de pueblo, hecha con materiales normales, nada lujoso, pero acogedora. Lo interesante vino después, cuando me di cuenta una vez más, que aquí lo de encender las farolas se estila sólo a veces, pero al menos tenía mi móvil linterna (gracias Camilo). Digo al menos, porque el otro día volví sin luces todo el camino, y afortunadamente ya me lo sé, pero con los baches que te encuentras, volver a casa puede ser un deporte de riesgo.

Al margen de esto, novedades de esta semana:

- De como los animales se aparecen en el jardín.
Digo animales, porque un día me encuentro cabras y ovejas pastando en el jardín del College, al día siguiente un torillo me lo encuentro cerca de mi casa, pastando en el jardín de la misión, que posteriormente se ha aparecido varias veces a lo largo de los días (y pensar que no me bajaba en las vaquillas de mi pueblo y ahora me encuentro uno ahí en cuanto salgo por la puerta); y el remate ha sido, cuando termino la clase ayer, y me está esperando Nieves toda ilusionada para enseñarme una serpiente de un metro, medio verde medio gris, que por lo visto es bastante venenosa. Cuando me la han enseñado, el vigilante ya le había aplastado la cabeza y estaba muerta, pero está bien saber que tengo que mirar al suelo cuando salga por la noche del College :)

 Celebración de Gabriel:
Resulta que como la mayoría de los compañeros aquí son ortodoxos, y hoy celebran fiesta por el ángel San Gabriel (algo así como la Anunciación), hemos ido a un pueblo cercano con el mismo nombre, Gabriel, para ver como celebraban este día especial (nos hemos apuntado Desta, que es ortodoxo, Nebi, que es protestante pero iba como yo, en plan curiosidad, y yo). Como había clase hemos tenido que ir un poco más tarde, pero he visto como un enorme grupo de personas “peregrinan” allí para festejar el día y rezar en la iglesia, que por cierto están construyendo una bastante maja (sobre todo si la comparas con la antigua, a la que también fuimos, y que es como una casa muy vieja, y en la que no caben los miles de personas que participan en estas cosas).
La ida ha sido interesante, pues era la primera vez que me alejaba tanto de Zway en bici, y ha sido como la versión etíope de Verano Azul, obviamente sin Piraña (que aquí no hubiera aguantado ni dos telediarios sin su bocadillo de chóped). En fin, la marcha ha venido marcada por una gran cantidad de polvo que nos ha cegado todo el camino, sobre todo cuando te adelantaban los minibuses, los carromatos, o los vehículos tipo tuk-tuk, que dejaban una nube tras de sí.
Cuando nos íbamos acercando a Gabriel hemos empezado a ver los invernaderos holandeses de flores que exportan a todo el mundo, y junto a los invernaderos, un canal con agua que va al lago y que tenía una espumilla un tanto sospechosa. Al llegar al lago, el paisaje se ha tornado mas interesante (si mirabas en direccion contraria a los invernaderos, claro), con zonas de marismas y zonas despejadas, gente bañándose, como siempre múltiples pájaros, hemos atravesado puentes sobre los canales que desembocan al lago y finalmente hemos aterrizado en la zona de oración. Digo de oración porque en cuanto íbamos a pasar la puerta, Desta ya se ha puesto a hacerle cosas a la puerta, siempre tres, cabezadas, besos y demás. Yo por mi parte me he quedado con cara de poker, sin saber muy bien qué hacer, lo que ha generado una carcajada entre mis acompañantes y un “anda tira, que tú no tienes que hacer nada”, pero en inglés.
Nada mas entrar, un puesto vendía una especie de cuerdas entrelazadas con cera, o lo que viene siendo una vela, pero como si fuera una enorme mecha naranja. Luego me he enterado, que o bien podías encender la vela para rezar, o bien podías cederla como donación para la iglesia. Cuando hemos llegado a la iglesía, nos hemos tirado ahí en plena solana y de pie, escuchando cómo diversos religiosos y finalmente el obispo de la zona agradecían a la gente que había ayudado económicamente (uno a uno, los nombres de la gente, no perdérselo), agradecer a la gente que había ayudado en las ceremonias, y diversos discursos religiosos que obviamente no he entendido.
Luego, caminata/procesión con cantos y tambores incluidos hacia la iglesia vieja, que cuando la he visto he entendido por qué necesitan otra, y tras esperar a Desta para que terminara sus cositas (volver a rezar mientras golpea suavemente la cabeza y besa 3 veces la pared de la iglesia), nos hemos acercado al lago; el mismo lago Zway que me fascina en la ciudad y que aquí parece más abierto aún, y desde donde se pueden divisar perfectamente todos los islotes, e incluso una montaña que está en la otra orilla. Allí nos hemos echado unas risas, nos hemos hecho fotos, y me han enseñado el bonito arte de limpiarte los dientes con un palo. Este palo es el clásico cepillo de dientes etíope, un cacho de rama de un árbol concreto, que lo rompes para que quede la fibra de dentro y te lo pasas como si fuera un cepillo, y según ellos la gente que lo usa tiene los dientes muy limpios (aunque, yo no he visto a tantos con los dientes super blancos, y él me ha dicho que ahora usa cepillo y dentífrico, así que el no debe estar muy convencido del palito). El caso es que estos palos, hasta los venden en algunos sitios … aquí el que no tiene negocio es porque no quiere.

De vuelta, comida fuera, con injera y diversos complementos de carne cada cual mas especiado, donde me han vuelto a mostrar gestos de amistad dándome de comer, con las manos, claro. Y después, partidita de billar, intengrándome con otros amigos de Desta, y donde he demostrado que no soy muy bueno, aunque lo hemos pasado bien.


Para el próximo capítulo, veremos cómo he pasado la Nochevieja (que me la espero similar a Nochebuena), pero al menos veré a ver si puedo quedar con los amiguetes de aquí y les muestro el producto español, que he traído jamón y turrón del duro … ¿les gustará o dudarán con la carne de cerdo? Lo sabremos.

Por lo pronto, FELIZ AÑO NUEVO a todo el que lea esto.

1 comentario:

  1. Feliz año nuevo africano!!!! yo tampoco tengo sensación de navidad, asi que ya somos dos ;)

    y por alli no tienes escorpiones??
    Besotes
    Ana

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