sábado, 10 de diciembre de 2011

9/12/2011 Más paisajes increíbles, de nuevo gente encantadora, más poblados

Hoy he vuelto a estar de suerte, porque vuelvo a ir de excursión, esta vez vamos a ver diferentes puntos de distribución de agua que se consiguieron hace unos años cuando encontraron un pozo con agua potable y realizaron un macroproyecto para distribuir a diferentes zonas rurales.

Aunque esta vez no me ha sorprendido tanto el tema poblado, y el acoso bienintencionado de la gente deseando verse en la pantalla de la cámara, me ha vuelto a encantar conocer esta gente perdida en zonas remotas del campo etíope, mas concretamente en el valle del Rift, donde está Zway. Al adentrarse en zonas mas salvajes se ven las características del Rift, con grietas inmensas que dejan al descubierto raíces de árboles centenarios, rastros en la tierra del agua que pasa de manera torrencial en la época de lluvia y un lago inmenso salado donde pudimos ver, al final del día, varios grupos de flamencos algo distanciados, y un contraste de colores de hierba, arena, barro, sal, y agua que creaban un paisaje inigualable, no visitado frecuentemente (me siento privilegiado de haber estado allí).

Aunque el objetivo principal de la visita de los poblados donde hemos estado hoy, era la grabación de los pozos y fuentes, se ha aprovechado para tratar un tema de construcción de un puente, ya que en esa zona la gigante grieta supone un riesgo en época de lluvia pues los mantiene incomunicados y cuando alguna vez se ha intentado pasar, se han perdido vidas por la fuerza con la que viene el agua. Como siempre, el problema es el dinero y la gente especializada para diseñarlo, la mano de obra la ponen ellos, pero no es suficiente.

Tanto en los poblados, como en la negociación del puente, me resulta curioso que toda esta gente es la mayoría musulmana. Me parece curioso sobre todo porque no lo eran antes, pero por lo visto desde hace unos años están “inculcándoles” esas ideas (antes eran de una religión tradicional). Los dirigentes musulmanes no los están ayudando especialmente (quizá algo de dinero, no sé) pero son las monjas las que han organizado todo esto del agua (lo que me parece estupendo que vayan a quien lo necesita, independientemente de la religión que sigan), y ellos por supuesto, están muy agradecidos. En cualquier caso el tema religiones está así aquí, y como todo, es respetable, pero no me gusta pensar que de un lado o de otro pueda haber tanta gente manipulada…

El día ha continuado, sentado en la parte de atrás del todoterreno, hecho un higo, pero mas contento que unas castañuelas, y cuando hemos llegado al lago ha sido el remate final. Hemos ido con una chica de la zona, guapísima, que nos han indicado por donde ir para no encallar. Hemos tenido que dejar el coche a 500 metros de la orilla y hemos andado entre dunas de hierba verde y arena fina marrón oscura. Luego un tramo de barro marrón claro que parecía esponja al pisarlo de lo blando que estaba, luego barro seco que crujía como cereales, y luego barro con sal, blanco, que contrastaba con los tonos marrones del barro y del agua. De fondo, los grupos de flamencos, que casi ni se distinguían de lo lejos que estaban, pero que parecían manchas blancas/rosas en el agua. Todos en silencio para no asustar a los flamencos. Poco a poco ha venido más gente del poblado cercano para pasar el rato con nosotros. Qué paisaje tan bonito, qué tranquilidad, excepto el grupo que estábamos, no se veía gente en kilómetros, aunque estarían por ahí.

Enlazado con esto último, es curioso descubrir la gente que puede haber en el campo aunque no te lo esperes. Parece que estás solo allí, de repente paras el coche, y al cabo de 3 o 4 minutos, tienes a tu alrededor al menos 10 personas interesadas en tu visita y en las diferencias que presentas.

Ha sido un día increíble, y aunque siento ganas de no parar de hacer este tipo de cosas, también espero descansar un poquito este fin de semana, veremos que nos deparan los próximos días.

// Anécdota del día: cuando la chica de Bilbao que está de voluntaria ha hecho una foto a un chico más negro que un tizón y enseñarle el resultado, él ha exclamado algo así como ¡si soy muy negro!, jajaja, supongo que no se habrá mirado mucho en un espejo //

1 comentario:

  1. Diego, me esta encantando leer tu blog!!!; tiene unas descripciones tan sensoriales que cuando hablabas de los tipos de tierra casi me transporto hasta allí :))) Muchas gracias por compartir tu felicidad. Sigue disfrutándolo al máximo! :*

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