martes, 6 de diciembre de 2011

5/12/2011 Fin de semana en Addis (medio trabajando) disfrutando

Como dije en la última entrada, finalmente el viernes no me fui a Addis, y se pospuso para el sábado por la mañanita, a las 6.30h (una hora muy buena… como otra cualquiera). El viernes en cualquier caso, me fui a una de las entradas más alejadas del lago (desde mi casa) ya que tenía tiempo, y así me daba un paseo por la ciudad y veía el ambientillo.

Esta vez, ya mas integrado y seguro de mí mismo, he hecho como los locales y he ido por el “arcén” (lo pongo entre comillas porque no está delimitado, definámoslo como la zona donde no te atropellan) pero por mi izquierda (que no es lo que hace la gente habitualmente aquí, pero aún tengo conciencia del peligro). Llego al paseo que va al lago, que lo están adoquinando, tranquilamente y de manera un tanto rudimentaria, pero quedará bonito cuando lo terminen (sobre todo si lo comparamos con el resto de las calles que son todas de tierra) y llego a la entrada que da al lago, con unas pequeña marismas a ambos lados del camino. Es precioso, todo verde alrededor, un grupo de niños jugando al futbol, un caballo algo desmejorado (como todos aquí, que se les marcan todos los huesos a los pobres), marabús (de hasta 1.50m de alto) y otras aves zancudas mas pequeñas que no había visto en mi vida investigan bajo el agua o cruzan el camino a pocos metros de mí … la verdad es que me dio un poco de impresión pues nunca había visto unos pájaros tan grandes tan cerca. Según me sigo acercando al lago, más marismas, nenúfares, barcas antiguas de diferentes tamaños que podrían estar abandonadas o seguramente son simplemente viejas... Al final del camino, comienza el lago, hay como un pequeño islote al que cruzaré la próxima vez (una vez que lleve mis botas de montaña) y se ven mas marabús y un grupo de unos 70 u 80 pelicanos (tampoco sabía que eran tan grandes). Es precioso y me quedo mirando al horizonte, pero claro, yo en mí mismo soy un punto de atracción mas que los pájaros para los locales, así que tengo público (de hecho un chavalillo se quedo cerca de mí, sin saber muy bien sus intenciones, durante unos 30 min... creo que era curiosidad).

En ese tiempo saco alguna foto pero de manera discreta, pues aún no estoy muy seguro de lo que debo o no debo hacer aquí, pero aún así consigo estar un tiempo relajado viendo el inmenso lago y cómo las aves siguen su rutina yendo de una lado a otro, tranquilamente, acicalándose, etc.

Lago Zway (entrada)

Lago Zway 2 (entrada)

Lago Zway 3 (pelícanos)

Lago Zway 4 (marabús)

Lago Zway 5 (vista isla)

// Las fotos no tienen muy buena calidad pero aquí no tengo muy buena conexión //

A la vuelta, el chavalillo sigue conmigo, andando a mi mismo ritmo (no se corta un pelo) y cuando voy saliendo de nuevo del lago un niño me viene con un taco de hojas de recibo y me dice que tengo que pagar la entrada al lago … jajajaja … casi me parto, ¡qué currado! No llevaba dinero, pero obviamente no le iba a dar nada, así que cuando insiste utilizo su técnica y le digo que la próxima vez que venga le pago lo del viernes y lo del día que vaya … algo reticente termina aceptando diciéndome: “pero vienes mañana, no?” … claro, claro … jejeje.

El sábado camino a Addis para ver a la profesora de la UPM que está colaborando en este proyecto de educación. Para variar atascazo de impresión para entrar y tardamos más de 4 horas en llegar… pero bueno, día muy bien aprovechado. Hemos hablado del proyecto, de Addis, de Etiopía, de qué tal nos va, hemos comido una pizza casera impresionante (sí, en Etiopía, aunque no se pueda creer), hemos visitado unas colinas/montañas en las afueras de la ciudad donde hay mercado de telas y en la cima de la montaña, que está llena de eucaliptos, una iglesia ortodoxa cerrada a cal y canto, pero pintada con los colores de Etiopía y donde estaban dando la misa con altavoces. Vemos un museo de los antiguos reyes de Etiopía tras regatear con los de la entrada (Nieves saca 2 entradas para 4 personas, buena oferta, aunque precio faranji) y vemos además el que fue el “palacio” hace unos 130 años, cuando comenzó a crearse lo que ahora es Addis Abeba (o eso dijo el hombrecillo/guía). El palacio no parecía palacio, era una casona de adobe y piedra, con techos altos de madera y estancias grandes, nada más (muy modesta aquí la realeza). Lo gracioso también es que para entrar en el palacio hemos seguido un camino no indicado, y una señora que había por ahí ha dicho en amárico que llamáramos a una puerta de uralita que había cerca… vamos a todo lujo, pero muy de aquí, y el hombre aunque ya había cerrado, y solo teníamos 2 entradas para 4, nos deja pasar finalmente (así es aquí, dan un poco igual las normas, todo es hablarlo).

Por la noche, cena etíope en un restaurante muy conocido por aquí, que tiene también canciones y bailes de las diferentes partes de Etiopía. Muy interesantes, los trajes, los bailes, la forma de cantar … con decir que agoté la batería de la cámara entre fotos y vídeos … con lo que yo soy , que no uso la cámara nunca.

Aunque hemos llegado a las mil a dormir, al día siguiente prontito para recoger a otra chica española al aeropuerto que viene por tres semanas, y si es posible buscarme un modo de volver a Zway porque el lunes tengo clase y el resto no vuelve. Me encasquetan con un grupo de médicos y enfermeras que vienen por una semana para trabajar en un pueblo algo más alejado, y tienen que pasar por Zway. Entre ellos, una enfermera de Valladolid (también es casualidad, el mundo es un pañuelo), bastante majetes, e incluso paramos a mitad de camino para comer en un restaurante con una terraza en lo alto de una montaña que da a un lago que se encuentra en un profundo valle. Siguiendo camino... lo normal, coches, camiones y buses adelantándose de manera alocada, 3 en un carril de dos, una hiena muerta en la carretera, preciosas tumbas con murales llenos de color cerca de la carretera, chabolas de barro con techo de paja …

Finalmente llegamos por la tarde, y voy con otro voluntario que vive aquí, y que se nos unió al grupo en Addis, al lago de nuevo, pero a otra zona, y nos encontramos con un profesor etíope que trabaja en la escuela primaria con él. En el lago vemos un hipopótamo que está comiendo a escasos 50m de la orilla… nunca había visto uno en estado salvaje, y no es normal que estén tan cerca cuando hay gente… ¡qué suerte!

Terminamos la tarde tomando una Mirinda (que como bien dice mi amiga Magali que pasa también en Chile, aquí también convive con Fanta) en un bar que tiene un mono ahí atado y que hace monerías, y guarrerías a la misma vez. Esto en España no se ve… Aunque parezca redundante, antes de irme a la cama, me veo “Mirindas asesinas”, por continuar con el tema.

El lunes, agotador, de nuevo ha fallado el otro profesor, y tengo que cubrirle por la tarde… qué duro es ser profesor, sobre todo cuando no te esperas las clases, jejeje (ahora os entiendo a los que os dedicáis a esto). Veremos mañana si me puedo acercar al mercado en la calle y ver el ambientazo que encuentro… ya me han adelantado que hay burro-parking, jejeje.

1 comentario:

  1. Qué fotos más chulas!!! cuidadito con los hipopótamos...¿sabes que es el animal que más humanos mata al año? Pues eso, nada de acercarse ;-) Besos (María Cobo)

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